Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Llevo puestas alas de insolencia, arrebatos de locura..
y es mi mente alborotada de silencios y estruendos, es mi mente,
que no cesa de despertarme,
Llevo las chanclas de siempre, solo que el cuerpo yació.

Llevo su sonrisa de tiempos inmaculados, cuando las batallas,
y las alegrías…

Portar su nombre a mis espaldas, rasgarme la piel para verlo otra vez,

Llevo las gotas de sangre de su frente blanca y oliva,
Las gotas de sudor, las gotas de ayer en la sombra de un sauce,
Un compás de espera donde miríadas de pájaros vuelan,
vuelan alrededor de sueños y olvidos también…

La impureza de mis sentimientos… la impureza de dejarme hacer,
todo de todo, hasta deshacer las tripas enredadas a mi cintura, dejarme hacer,
por comer de tu mano, de aquella mano, de esta mano… no parar, solo morir,
morir ante miles de espejos de soledad y descaro…

Llevo: ¡Oh! ¿qué llevo? Mi desdicha loca amarrada a cualquier cerro…

Portar, portar y descansar: Búscame yo, que te espero…


Acertijos lleva el río de vivir. Hállate espíritu indeleble… soy yo tú, soy el pasado que vuelve...   

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