Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

miércoles, 23 de junio de 2021

Me volví con la pasión de una joven.

 


En qué momento me perdí

como desaparecen las garzas,

que en algún momento han estado

cercanas al lago.

Me recuerdo ahí vestida de túnica,

la melena lacia, etérea yo. 

Me volví con la pasión de una joven,

al ver aquellos ojos que fijamente

miraban los míos. Luego fue como estrellarse

con la pared.


En qué momento me perdí,

y no supe volver, no quise.

Pero no desaparecí. No fue como las garzas.

Simplemente allí me mantuve:  entre ramas lanceoladas, no, mejor dicho entre tu pecho.


Ay Dios mío dijo una monja,

que rezando mil avemarías

casi lloraba, o en éxtasis probablemente.


Ay vida de mi vida. Te extraño. Tanto. Mucho. Nada... 


4 comentarios:

  1. Perderse está bien, al menos si es paisaje es bonito y existe la voluntad de quedarse ahí, porque ése sea el encuentro o reencuentro.

    :)
    Siempre me pierdo en tus letras.

    Besos.

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  2. No mires atrás con los ojos del ahora.
    Eso siempre entristece.

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