Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

miércoles, 23 de enero de 2019

Fluctuaciones




Soy un barco a la deriva,
porque huelo junto con los tablones,
un almizcle que sin saber fluye,
en el borde una ola,y otra ola...


Inquietante pasión de pesadillas,
que al final serán lo mismo, quizás.

Quizás porque de unas a otras paso sin muro alguno,
solo un visillo que apenas se divisa al no ser que
mis dedos juengen con el.
Porque el infierno no es ni tan infierno,
cuando se cruza mientras duermo aquella historia que al contrario de lo que piensa la gente supura una llaga que es de necesidad, una llaga que grita y suplica.
Una risa, una caricia porque el infierno no es ni tan infierno y al sanar la piel en los huesos, nace limpia la segunda piel, y se ondula como aquel céfiro del oeste entonces suave seda es. 

Carola necesita descansar llenando su boca de opio,
porque el infierno, no es tan infierno.
Que del llanto pueda surgir el más bello abrazo ese es el final, el propósito es de ley que yo quiera ruido,
grito, remolinos de olas hasta ese ombligo,
el cual he de beber el blanquecino lago.





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