miércoles, 3 de febrero de 2021
La corona de tonos azules, verdes.
A cualquier hora que la hubiera visto resultaba una corona de tonos irisados: azules, verdes...
En esos días que pasó en la playa, en una pequeña casita de blanco marmóreo; un porche de techumbre de juncos, llegaron a la costa las medusas, tan temidas por muchos, pero para mí resultaron de una belleza extrema.
A cualquier hora a una se le nublaba la vista al contemplarlas.
Aquella ahora es una corona, una corona preciosa que se mueve danzando a un lado, y al otro. Los rayos del Sol hace que ahora se torne de un ocre brillante. Me acerco a la orilla, incluso pretendo tocarla; pero como si fuese un pez se esfuma rápido.
De pequeña ya me habían dejado su veneno.
Sentada en la arena negra con la cajetilla de tabaco, y una generosa botella de Burdon Cerezas, quedé en extrema relajación.
Poco importaba los asuntos que había dejado en la ciudad.
El caso es que permanecí varias horas tumbada en aquella suave arena: mis pechos libres, mi sonrisa se hizo un gran arco de iris.
Sonó el teléfono varias veces. Yo no escuché nada más que el sonido de las olas. Aquella corona desapareció, pero me quedó la belleza.
Saborear instantes es lo que hace que una sea inmensamente feliz, instantes que son efímeros, como la vida, como tiene que ser...
martes, 2 de febrero de 2021
En otro lugar
En la plaza varios mirlos se comunican entre sí, todavía queda un resquicio de luz, aunque son los que más tarde se retiran a dormir, y los que se despiertan antes, tanto, que suelo escucharlos de madrugada cuando la luz es sólo la de las farolas.
Estoy en casa por obligación, porque dos días antes me rompí el brazo por dos sitios, y rasgado la carne hasta dos centímetros de profundidad. Anduve casi tres horas llegar al consultorio del pueblo. Como soy alérgica a los antiinflamatorios el resultado de estar aliviada es bastante escaso, de modo que estoy sufriendo unos dolores bastante molestos. Un paracetamol no es lo mismo.
Pero fue el precio que pagué por volver a la montaña.
Allí soñé que mi vida no era la actual, que mi mundo no era este, tal y como yo lo vivo, lo presiento.
¿Pero, qué haces?, vuelve a la cama, dijo alguien.
Un momento, repliqué, aún no están todos.
¿Todos?
Si, los mirlos...
Ballade pour Sophie
Ballade pour Sophie
Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...