Aniagua
Blog de María Gladys Estévez.
lunes, 20 de enero de 2025
martes, 7 de enero de 2025
Deletreame
Podría ser selectiva pero no es el caso. Yo me he ungido de ti con un Suntory entre mis piernas hasta que decidas. De modo que tienes el camino solo para ti. Me puedes encontrar en el tejado; columpiándome entre nubes, o en el mismo infierno. Deletréame, bebe, languidece. Hazme un murmullo o la reina del Olimpo, pero hazlo. A golpe de ese jarabe tuyo que se derrama entre mis piernas que tiemblan al verte venir apurando el whisky, lamiendo heridas; hazme volver al dorado.
sábado, 28 de diciembre de 2024
sábado, 14 de diciembre de 2024
Del arrabal a la Luna
sábado, 30 de noviembre de 2024
Las tardes.
En la azotea tenía plantados preciosos geranios. Si sobraba algún espacio, menta y perejil.
La luz del sol por la ventana al mediodía se reflejaba en el techo; me quedaba despierta contemplando el carrusel de luces recorriendo la habitación medio en penumbra.
Los martes, y miércoles el pastor visitaba la casa, y la oración culmina las tardes.
No hay día en que no recuerde aquel entrañable hogar. Cierro los ojos, y contemplo la cajita donde sigue su sonrisa.
lunes, 18 de noviembre de 2024
Mar en calma.
El constante goteo del grifo, el gorrión que se adentra por la ventana haciendo que el entablillado de la cortina se bambolee, hizo que despertara de un sueño emborronado, como cuando alguien se arrepiente y con un trapo hace desaparecer lo que quizás era algo bello.
Los interminables días en que parecía que la lepra se había instaurado en ellos, provocaron que esos dos días estuviera en su habitación, dormida, soñando: aquel mirlo y los dulces días de infancia en el prado con un sauce en medio. Los envidiables dulces por navidad.
Los besos y la protección en aquel hogar amable de olores inolvidables, el tic, tac del reloj de cuco, los pasos de mamá en la azotea con el mimbre de la ropa, que al deslizarse parecía música de dioses.
De modo que el goteo seguía y el gorrión estaba en la lacena.
Sonrió al verlo y dio dos pasos por si podía cogerlo en sus manos.
El panzón se dejó y las miradas se cruzaron. Un momento glorioso.
Tomó café y él las migas de pan, que aún se repartían sobre el hule.
¿De dónde vienes?, dijo.
De aquellas montañas donde la fronda, respondió.
-Pero eres muy chiquito para volar durante tanto rato-
Soy un Principe que ha venido para ayudarte-
Oh, pero qué hablas me mientes?.
No, dijo.
¿Cómo sabes que necesito ayuda?.
-Los Príncipes sabemos todo-
Pero los Príncipes reinan-
Yo, no.
Ya te dije que quiero ayudarte, no reinar-
Se giró porque el goteo era incesante y le molestaba mucho. (la medicación ayudaba, pero no tanto).
“La oscura espera.
De gotas incesantes
resbalando por entre
los pliegues de la piel.
…………...
Y cómo suena tu nombre
detrás de aquel océano,
como si de rugido de volcán
como si de relámpagos,
como si de huracanes.
¿Para qué espero si no vienes?
Los días se esfuman
bajo el tremar del volcán.
………………………………..
Y se volvió para seguir hablando con el panzon.
Pero no estaba.
El incesante goteo: chuiks, chuiks.
Regresó a los sueños: me gusta así, dijo la niña.(gofio con leche).
El columpio en el sauce, las golondrinas revoloteando en aquel cielo limpio, azul, de ocre al atardecer.
El olor a café recién tostado, las placenteras tardes en el terrazo con los primos, los hermanos.
El columpio que la llevaba al cielo, una y, otra vez.
Pero nunca se despertó.
miércoles, 13 de noviembre de 2024
El banquete.
Ballade pour Sophie
Ballade pour Sophie
Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...